Lo que la verdad esconde en Cataluña: ya no es la locomotora económica que fué

¿Qué esconde la victoria económica de Madrid sobre Cataluña?

Las Torres Mapfre de Barcelona y las Torres Kio de Madrid / CG

Las diferencias en la estructura económica explican que Madrid supere en PIB a Cataluña, pero esa brecha puede ser mayor en los próximos años sin una reacción catalana

Una victoria futbolística. O casi. Madrid ha logrado superar a Cataluña en su aportación al PIB del conjunto de España. En 2018, la Comunidad de Madrid alcanzó el 19,2% del PIB, por el 19% de Cataluña. ¿Es un drama para la autoestima catalana? ¿Es una consecuencia del proceso independentista desde 2012? Una de las realidades que los expertos señalan es que Cataluña ha aguantado el pulso económico en los últimos años, y que ese 19% explica su fortaleza interna. Pero, más allá de la coyuntura, se esconden cuestiones que sí pueden ser muy perjudiciales para la economía catalana, y, por el contrario, muy beneficiosas para Madrid.

Se trata de tomar perspectiva. La Cámara de Comercio de Barcelona, que preside el independentista Joan Canadell, se ha referido al efecto ‘capitalidad’ de Madrid, con inversiones del Estado que se concentran en la Comunidad. Pero la realidad es más compleja. La estructura económica de Madrid es muy distinta de la catalana, y, por eso, las comparaciones no ilustran lo que viven los dos principales motores económicos de España.

Madrid, capital de los servicios

La evolución de Madrid ha sido constante, hacia arriba, mientras que Cataluña se ha ido estancando, en ese 19% del PIB. En gran medida, todo se explica por el peso del sector industrial en la economía catalana, que supone el 19,3%, por el 9,7% en Madrid. En un momento de incertidumbre, con una guerra comercial que sigue sin resolverse entre China y Estados Unidos, y que afecta directamente a Alemania, las empresas exportadoras catalanas sufren de forma especial. Pero también influye el propio empuje de la clase empresarial de cada comunidad autónoma.

pib comunidades madrid barcelona
Evolución del peso del PIB de Cataluña y de la Comunidad de Madrid / INE

 

El economista y profesor de la UB, Gonzalo Bernardos lo señala a Crónica Global con crudeza, al responder sobre si esas dos economías se pueden o no comparar: “Por supuesto que se pueden comparar, desde la asunción de que tienen fundamentos económicos diferentes. La economía catalana está anticuada, con un peso excesivo del sector industrial, un 19,3% del PIB por el 9,7% de Madrid en 2018. Se trata de una especialización incorrecta en estos momentos de la historia. En cambio, Madrid tiene como gran palanca de desarrollo los servicios especializados, —consultoría, informática, seguros, finanzas, comunicación–. Y éstos con la clave del desarrollo de los últimos años y del próximo futuro. Se podría decir que tiene una especialización correcta”, señala Bernardos.

Una cuestión de imagen para los inversores

En esa línea se pronuncia también el economista José Carlos Díez, que ofrece una ventana de oportunidades para la economía catalana, si la sabe aprovechar: “La industria manufacturera es un sector que sufrirá en los próximos años, mientras que a Madrid prácticamente no le afectará, porque el peso importante lo tienen los servicios. Pero si el sector industrial catalán, muy enfocado en la rama automovilística sabe transformarse, y eso pasa por el coche eléctrico y todo lo que comporta, el futuro puede ser prometedor”. Eso dependerá, sin embargo, de dos palancas que Díez también deja caer: la fuerza de la clase dirigente catalana, para presionar en esa dirección, y la voluntad de las multinacionales instaladas en Cataluña de apostar por la comunidad.

Salvador Guillermo, secretario general adjunto de Foment del Treball, introduce elementos para relativizar esa supuesta mayor fortaleza de Madrid, debida a su estructura económica. “Madrid tiene una ventaja, y es que actúa casi como distrito federal. No tiene detrás un territorio que deba compensar o actuar sobre él. Lo que ocurra en sus provincias limítrofes, es cosa de otros gobiernos autonómicos. Son recursos que libera y que se ven potenciados con una política fiscal liberal. El arma de Madrid es que es atractiva para el inversor, haya más o menos diferencias con Cataluña. Lo que cuenta es la imagen que transmite, y esta es más atractiva”.

Aeropuerto de Barajas, controles de seguridad / TWITTER
Aeropuerto de Barajas, controles de seguridad / TWITTER

¿Quién trabaja en el sector público?

Eso forma parte de un debate sobre política fiscal, que el Gobierno central, del PP o del PSOE, no ha querido o no ha sabido resolver, con decisiones distintas, por parte de los gobiernos autonómicos, sobre el impuesto de Sucesiones, Patrimonio, o el tramo autonómico del IRPF, que se ha decidido subir ahora por parte del gobierno de la Generalitat.

Pero hay también otra cuestión que Salvador Guillermo no quiere olvidar: el efecto capitalidad, sea o no determinante, sí influye. En la economía de Madrid el empleo en el sector público es importante. Y lo es, porque, además, tiene salarios competitivos. El 17,7% de los asalariados en Madrid trabajan en el sector público, cuando ese porcentaje se reduce al 15,3% en Cataluña.

Potenciar el eje mediterráneo

En ese campo se mueve también el economista Santiago Carbó, catedrático de Economía y Finanzas de CUNEF y director de estudios financieros de Funcas. Carbó señala que Madrid ha sabido encontrar un modelo, y que es bueno para los madrileños, aunque “pueda no serlo tanto” para el conjunto de España, porque atrae ahorros de otras comunidades y ha provocado, en parte, el efecto de la España vaciada. Para Carbó, Madrid comienza a ser un “gran Londres”.

Una de las cuestiones que el nacionalismo catalán ha identificado, como esenciales para que Madrid crezca más –ahora Aena invertirá 1.500 millones en Barajas para unir tres terminales y ampliar la T4— es que el poder político y administrativo de España ha apostado por su capital. Según Carbó, se puede establecer una analogía con el dólar, en el caso de Estados Unidos. El dólar es aceptado por todo el mundo económico, pero sólo lo puede emitir la Reserva Federal de Estados Unidos. “El poder administrativo y económico de este país, de España, está en Madrid, tiene, de alguna forma, la sartén por el mango; y es cierto que se debería potenciar más otros ejes económicos, como el arco mediterráneo”, en alusión al proyecto ferroviario del corredor mediterráneo.

Un tren de Renfe recorre un tramo del Corredor del Mediterráneo / RENFE
Un tren de Renfe recorre un tramo del Corredor del Mediterráneo / RENFE

Cataluña, sin burguesía

Lo que evidencia Santiago Carbó es que Madrid, en estos momentos, recibe un enorme flujo de dinero, de inversiones, que se concentran en sectores como el inmobiliario. Y que eso acaba “generando riqueza, para el conjunto”. Cataluña, con Barcelona como referencia, “seguirá también atrayendo a inversores, con el turismo, pero igual no podrá seguir el ritmo de Madrid”, asevera Carbó.

El problema central es otro, según otros economistas consultados por Crónica Global. Bernardos insiste en el propio poder de la clase dirigente catalana: “La fortaleza de Cataluña era la sociedad civil. En particular, su burguesía. En la actualidad, es una sombra de lo que fue. No sabe hacer negocios con las reglas del siglo XXI, y una gran parte de ella ha vendido sus empresas y se ha transformado en rentista”.

La importancia de la política fiscal

¿Ha ocurrido eso en Madrid? Bernardos señala que se ha producido un doble fenómeno: “una mezcla del poder político y el generado por las grandes empresas del sector servicios españolas. Es un poder cada vez más potente, capaz de atraer nuevas empresas innovadoras, y talento del resto de España, con un dato revelador: el flujo migratorio hacia Madrid es muy superior al de Cataluña. Y su política fiscal ha interesado a inversores del resto del país”.

En eso coincide Guillermo, que insiste en la política fiscal, pero siempre como un estandarte más efectivo que real: “Lo que cuenta es la imagen, y Cataluña transmite una imagen de que todo es más difícil, de que la fiscalidad no ayuda, al revés. A pesar de ello, veamos las cosas como son: Cataluña mantiene el 19% del PIB, y España cuenta con dos grandes motores, que suman el 38,2% del conjunto del PIB, algo que no pasa en otros países de nuestro entorno”.

El secretario general adjunto de Foment del Treball, Salvador Guillermo (i), junto al presidente de la Comisión de Economía y Fiscalidad, Valentí Pich (d) / FdT
El secretario general adjunto de Foment del Treball, Salvador Guillermo (i), junto al presidente de la Comisión de Economía y Fiscalidad, Valentí Pich (d) / FdT

Madrid, ¿un gran Londres?

Guillermo se refiere a lo que destaca en cada una de sus intervenciones públicas el presidente del Círculo de Economía, Javier Faus. Señala Faus que en otros países “no se ha conseguido ese doble polo, y todo se centraliza en grandes ciudades”. Los datos son elocuentes: El gran Londres (la conurbación de la capital británica) concentra el 33% del PIB británico y París genera el 33% del PIB francés.

Sin embargo, el PIB no lo explica todo. José Carlos Díez indica que en los últimos diez años “Madrid ha pasado de tener un 10% más de renta por habitante a un 15% más que Cataluña. Es una brecha que se puede ampliar en los próximos años, más allá de si se mantiene el peso de la economía catalana en el conjunto del PIB”.

El ‘procés’, la gota que colma el vaso de agua

Lo que esconde ese salto de Madrid, por tanto, es que Cataluña se descuelgue en renta disponible por habitante por un aumento del paro, por un descenso de la actividad industrial. Todo lo contrario que en Madrid, que estaría apostando por sectores económicos cada vez más basados en el talento, en el conocimiento y la inversión.

¿Y el proceso independentista? No ha sido determinante, según los economistas consultados, pero sí ha despistado a sus dirigentes, al no incidir en preparar a la comunidad para el futuro. “La culpa principal es que el sector industrial es todavía muy fuerte en la composición de la economía catalana, en detrimento de los servicios cualificados, cuando el mundo va en esa dirección. Pero también una burguesía venida a menos, y unos políticos más preocupados en crear en los ciudadanos conciencia nacional, que en mejorar su nivel de vida. En todo caso no olvidemos que en 2017 y 2018 el PIB catalán ha crecido por debajo de la media española, y que el ‘procés’ ha ayudado a que eso ocurra. No es el principal culpable, pero sí ha sido la gota que ha colmado el vaso”, señala Bernardos.

El futuro dependerá de lo hagan los diversos actores económicos, pero el patrón, el que tiene Madrid en estos momentos, parece más acorde con el signo de los tiempos. Ese es el denominador común de los expertos, que insisten, sin embargo, en que España puede mostrar con cierto orgullo que tiene dos grandes motores económicos, y que ha podido diversificar, en la medida en que ha podido, el conjunto de la economía.

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