La tecnología de inteligencia artificial (IA) está proliferando rápidamente en todo el mundo. Los desarrollos sorprendentes siguen emergiendo, desde el inicio de vídeos deepfake que desdibujan la línea entre la verdad y la falsedad, hasta algoritmos avanzados que pueden vencer a los mejores jugadores del mundo en el poker multijugador. Las empresas aprovechan las capacidades de IA para mejorar el procesamiento analítico; los funcionarios de la ciudad aprovechan la IA para monitorear la congestión del tráfico y supervisar la medición inteligente de energía. Sin embargo, un número creciente de estados está desplegando herramientas avanzadas de vigilancia de la IA para monitorear, rastrear y vigilar a los ciudadanos para lograr una serie de objetivos políticos: algunos lícitos, otros que violan los derechos humanos y muchos de los cuales caen en un terreno medio turbio.

Con el fin de abordar adecuadamente los efectos de esta tecnología, es importante entender primero dónde se están implementando estas herramientas y cómo se utilizan. Desafortunadamente, esa información es escasa. Para proporcionar una mayor claridad, este documento presenta un índice de vigilancia global de IA (AIGS), que representa uno de los primeros esfuerzos de investigación de su tipo. El índice recopila datos empíricos sobre el uso de la vigilancia de la IA en 176 países de todo el mundo. No distingue entre usos legítimos e ilícitos de la vigilancia de la IA. Más bien, el propósito de la investigación es mostrar cómo las nuevas capacidades de vigilancia están transformando la capacidad de los gobiernos para monitorear y rastrear a individuos o sistemas. Específicamente pregunta: