El consistorio, de media, tarda aproximadamente unos quince días en contestar estas peticiones, aunque no en todas se ha solicitado una respuesta. Durante este tiempo, el Ajuntament ha conseguido resolver el 70% de las quejas que le han llegado a través de los diferentes soportes que proporciona.

Del 30% restante, la mayoría de las quejas están catalogada dentro de las secciones “en programa de actuación”, “tramitación” y “se abre expediente”. Tan solo con un 2% de las quejas que han recibido “no harán nada” porque, según han señalado desde el consistorio, el órgano responsable ha considerado que no procede.

Según el análisis extraído de los datos obtenidos por La Vanguardia, Ciutat Vella encabeza la lista con la tasa más alta: 54 quejas por cada 1.000 habitantes. Una cifra condicionada directamente por las miles de personas que cada día transitan pero no residen en ese distrito. Sin embargo, este número se aleja del resto de Barcelona, donde las quejas oscilan entre el 21 y 37 por ciento.

Teniendo en cuenta que de las más de 86.500 quejas presentadas al Ajuntament, el consistorio solo ha registrado la ubicación de cuatro de cada diez quejas que se presentan. El responsable del área de evaluación de incidencias y calidad señala a este medio que dar los datos del distrito o el barrio cuando vas a poner una queja no es obligatorio. Como criterio general, para peticiones temáticas que, mayoritariamente, se refieren a actividades que tienen lugar en espacios públicos o privados no se publica esta información con el objetivo de garantizar la privacidad.

En el mismo periodo, los servicios municipales resolvieron 157.000 incidencias de las más de 228.000 presentadas. El Ajuntament entiende por resolución cuando el problema se soluciona o el aviso ya no procede. Además, recoge otro apartado en el que indica que la incidencia se traslada a otro organismo externo al consistorio –aunque esto ocurre en un 0,3% de los casos–.

La recogida o limpieza de muebles u objetos se convierten en el principal aviso para los habitantes de los diez distritos de Barcelona, con más incidencia en los que están ubicados en el centro: l’Eixample y Ciutat Vella. Llegan a su máximo en los meses de julio, septiembre y octubre, los meses en los que se produce mayor abandono y entrada de residentes temporales, muchos de ellos alojados en viviendas de alquiler.

Para el Ajuntament, el margen de actuación es corto. De media, tarda en cerrar una incidencia solo seis días. Y, de nuevo, Ciutat Vella vuelve a ser la excepción. Aunque no es el barrio que más incidencias acumula, su singularidad es determinante. Si tenemos en cuenta que es el epicentro turístico de la ciudad, el centro de la Ciudad Condal vuelve a alzarse con la mayor tasa: hay 186 incidencias por cada 1.000 habitantes, un número superior a la media de Barcelona que se sitúa en 141 incidencias.