La música pop ya lo advirtió: ojo con ser engullidos por la paranoia tecnológica
Como si se tratase del reflejo sonoro de series como ‘Black Mirror’, músicos como Arcade Fire, U.S. Girls, St. Vincent, Tracey Thorn, Kendrick Lamar o Tune-Yards alertan de la creciente demencia en que Internet y las redes sociales nos tienen sumidos
“He visto tu página, qué bonita tu nueva vida, un montón de likes y una encantadora nueva esposa… ¿cotilleas mis fotos solo para saber que estoy bien? Aunque sea con desinterés o remordimiento… me hubiera encantado que te desvanecieras sin dejar rastro, pero ahora tengo tu cara por todas partes… “ Lo canta Tracey Thorn en Face, el gran baladón de su último álbum (Record, 2018), oda al invasivo —y a veces devastador— postureo de las redes sociales, cuyo título es trasunto directo de Facebook, la red de redes: el gran patio de vecinos —no siempre bien avenidos— en el que casi todos andamos inmersos desde hace ya más de una década. El de la mitad femenina de Everything But The Girl es tan sólo uno más de los muchos reflejos que la ansiedad hacia la sociedad de la sobreinformación, la cibertecnología y las redes sociales tienen ahora mismo en la música pop.
https://youtu.be/5ELQ6u_5YYM
El vivir permanentemente enganchados a dispositivos móviles, ligados cada vez con más ahínco a una brecha en nuestra privacidad que las redes pueden convertir en tragos más que amargos, a veces con tintes de pesadilla (que le pregunten a Mikel Izal, quien estos días ha vivido una experiencia propia de Hated In The Nation, el último capítulo de la tercera temporada de Black Mirror), está logrando que los relatos distópicos acerca de un futuro inminente de tinte apocalíptico se multipliquen como setas, concitando el interés de un público que se engancha a esas historias con el adictivo desasosiego de quien sabe que le están hablando de una situación palpable, con visos de realidad. Más cercana de lo que parecía hace solo unos años. Series como Altered Carbon o The Handmaid’s Tale o películas como Nerve se hacen eco de esa espeluznante sombra. Y era cuestión de tiempo que el pop y rock también encontraran su hueco para expresar ese mal rollo, tan inherente a los tiempos que vivimos.
Es curioso que, mientras la propia Black Mirror se nutría de clásicos de la música popular (Irma Thomas, The Smiths, Ricky Nelson) y de piezas instrumentales que músicos como Sigur Rós, Clint Mansell (Nine Inch Nails) o Geoff Barrow (Portishead) iban haciendo por encargo, se iba alimentando paralelamente una saga de discos y canciones que lidian con esa sombría realidad. Al paso que vamos, las distopías futuras van a tener —de sobra— quien les cante. Darían para más de una banda sonora. Son álbumes y canciones que toman el relevo —desde un enfoque más actual, claro— a Video Killed The Radio Star (Buggles), Paranoid Android (Radiohead) o Everyday Robots (Damon Albarn), por solo mencionar tres profecías distantes entre sí en el tiempo.