La austeridad no es buena nunca

Adam Tooze: “Nunca debería haberse aplicado la austeridad”

El historiador británico y profesor de la Universidad de Columbia es autor de ‘Crash’

Adam Tooze: “Nunca debería haberse aplicado la austeridad”
El profesor británico Adam Tooze, en un momento de la entrevista en Madrid (Dani Duch)
Madrid

 

El historiador británico y profesor de la Universidad de Columbia Adam Tooze cree que Europa ha de abrazar políticas expansionistas. En su libro Crash. Cómo una década de crisis financiera ha cambiado el mundo (Crítica), hace un exhaustivo repaso de la crisis en dos tiempos que sacudió la economía hace ahora diez años, con un análisis geopolítico, político y económico de la última década.

Después de una crisis tan brutal, ¿el poder de las corporaciones y de los bancos ha salido reforzado?

La crisis en sí fue un momento de fragilidad extraordinaria. Aun así, las grandes corporaciones pudieron recurrir a redes de influencia, sobre todo en Estados Unidos. Es después de la crisis, cuando las corporaciones, los bancos en particular, han podido ir recuperando el control perdido. Hablo de Estados Unidos, aunque la Administración Trump no es lo mismo que la de Obama o Bush. No es evidente que el establishment de Wall Street tenga el mismo control sobre la agenda política-económica que en los noventa. Eso no significa que no obtengan lo que quieren, pero no controlan el proceso.

¿Y el caso de Europa?

Es difícil entender cómo funcionan en Europa los canales de influencia. Está claro que a los europeos de a pie les iba bastante mal, con un empleo espantoso, y que los contribuyentes tuvieron que absorber las pérdidas de los bancos. El problema es que los bancos europeos no compiten con los de Estados Unidos y la banca inversora europea se ha retirado de la competencia global completamente. Así que si la política hubiera estado dictada por los bancos, hoy se puede decir que ha fracasado. De forma más verosímil, la política de la zona euro no sigue una lógica sencilla. Es más bien un choque de trenes, entre intereses, agendas, sin capacidad de diseñar un programa coherente para los intereses de los negocios y para los de los ciudadanos.

Habla del sufrimiento de los ciudadanos europeos, un malestar vinculado a los populismos y el Brexit. ¿Cómo contener el descontento?

La crisis ha destruido la credibilidad de los gobiernos, de las promesas de los partidos de derechas e izquierda y su visión de la política económica. Pero si el denominador común es la desilusión, la única esperanza es que los partidos –o, para ser francos, los progresistas– aboguen sin pestañear por una política económica expansionista. No nos debería sorprender que la gente esté frustrada si el paro tiene el nivel que tiene, por tanto tiempo en tantas partes de Europa. Esto los chinos lo comprenden, y en EE.UU., también.

¿Entonces?

El BCE debería tener un mandato total sobre el empleo, igual que la Reserva Federal de Estados Unidos. No es un radicalismo loco, es lo que hace la Fed. Ben Bernanke en el 2012 dijo que mantendría los tipos de interés muy bajos hasta que el desempleo estuviera por debajo del 6%. ¿Por qué les debería sorprender a los europeos nuestra situación actual? Si yo fuera italiano, ¡estaría muy frustrado!

¿Y si fuera español?

También, pero al menos la economía española muestra algunos indicios de vida. Italia no tiene el dinamismo de España.

¿Hay que acabar con las políticas de austeridad?

Efectivamente. Nunca se deberían haber adoptado. Ha sido un desastre. Si fuéramos a adoptar medidas de austeridad, ahora sería el momento; pero, con todos los daños que se han causado, es lo último que deberíamos hacer. Lo que necesita Europa son inversiones, en el sentido más amplio. Y fomentar la movilidad.

¿Hemos aprendido de la crisis? ¿Tenemos más armas para combatirlas?

Tenemos mejores conocimientos, conocemos las armas que funcionan en la crisis. La pregunta es si, después de la crisis, teniendo en cuenta las condiciones políticas, se permitiría que se desplegasen estas armas. Las fuentes de la crisis son peores ahora que antes. En Europa, está Italia. En el 2008, Italia no era protagonista, tampoco en el 2010, pero un año después ya estaba en el punto de mira, en el 2011. El problema es más grande, tanto a escala político como a escala financiera.

¿Es el dolor de cabeza de la UE?

Para Europa, Italia es el problema número uno. Este otoño, entre ahora y diciembre, será un momento clave. Hay que estar pendiente un tercio de China, otro de los países emergentes y el tercio restante, de toda Europa y Estados Unidos.

Y el Brexit, ¿le preocupa?

No, no pasa nada. Lo perverso del Brexit es que van a dejar algo en lo que no estaban integrados. Tenían lo que querían, no los aspectos difíciles. ¿Se imagina si España tuviera la opción de estar en el lugar del Reino Unido antes del Brexit? Movilidad de mano de obra, acceso libre a los mercados, sin el euro. ¡Es perfecto!

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