Bernardo de Miguel BarcelonaFrans Timmermans (Maastricht, 58 años), candidato socialista a presidir la Comisión Europea, ha convertido España en uno de sus principales objetivos en una campaña electoral que en las últimas semanas le ha llevado a casi una veintena de países de la UE. “He venido casi ocho o nueve veces”, comenta mientras toma a toda prisa un tentempié en una terraza de Barcelona. El actual vicepresidente de la Comisión es una de las personas más poderosas de Bruselas y como número dos indiscutible de Jean-Claude Juncker se ha encargado de algunos de los dossieres más delicados, como el impacto del procés independentista en Cataluña o la deriva autoritaria en Polonia y Hungría. El socialista aspira ahora a ser el número uno de la Comisión para refundar una UE más justa (con salario mínimo por país), más feminista (sin brecha salarial en cinco años) y con un mercado inmobiliario accesible para los jóvenes (con ayuda de los fondos estructurales).
Pregunta. La última persona que propuso refundar Europa fue Macron y le estallaron los chalecos amarillos. ¿Se puede reconciliar opinión publica y proyecto europeo?
Respuesta. Sí, sí, sí, sí, lo he notado durante esta campaña. El hecho de que la gente exprese su frustración sobre Europa tan a menudo revela, paradójicamente, un deseo de que haga algo por ellos. Lo tomo como algo positivo. Hace cinco años el tema era ‘queremos menos Europa’. Esa tendencia sigue ahí, pero ahora la gente plantea por qué Google no paga impuestos, por qué trabajo y aun así soy pobre, porque nuestros hijos no pueden encontrar vivienda, cómo vamos a lidiar con China, Putin, Trump…
P. ¿Y usted qué responde, porque si esas preguntas surgen quizás es que la UE no las responde?
R. Hay una respuesta: cuando estamos unidos podemos hacer mucho más. Me gusta la frase de Pedro Sánchez: si quieres una Europa que proteja, hay que proteger Europa.
“Debemos intentar una mayoría parlamentaria sin los populares” P. Eso es pasar la responsabilidad a los ciudadanos.
R. No. Nosotros asumimos la responsabilidad. Pero necesitamos que nos apoyen porque si no, no podemos ejecutar esa responsabilidad.
P. Usted aboga por una amplia coalición progresista en Europa. ¿Es solo un lema de campaña o lo ve posible?
R. No. Creo de verdad en ello. Pero debo confesarle que no va a ser fácil, lo sé. Va a ser muy difícil. Pero creo de verdad que sería bueno para la democracia. Porque hasta ahora, pasase lo que pasase, los conservadores siempre eran inevitables. Y creo que eso no es bueno en democracia. Debemos intentar una mayoría parlamentaria sin ellos. Porque en los últimos cinco años muchos conservadores han dejado de rechazar la posibilidad de pactar con la extrema derecha, el listón de tolerancia se ha rebajado y rebajado.
P. ¿Cree que se puede gobernar la UE sin el PPE?
R. Veremos, veremos. Porque una cosa que parece clara es que no habrá una mayoría basada en los dos partidos (populares y socialistas) después de las elecciones. Hará falta una mayoría más amplia. Se puede ir a una mayoría de conservadores, socialistas, liberales y verdes. O se puede intentar una alternativa y la única que me parece viable es que los socialistas intentemos atraer a la izquierda razonable, como Tsipras, y a los liberales razonables, como Macron. Y a partir de ahí abordar las políticas y los contenidos.
P. ¿Incluye a Ciudadanos entre los liberales razonables?
R. Ellos tendrán que preguntarse a sí mismos si quieren repetir lo que han hecho en los últimos cinco meses o si quieren ser de verdad un partido liberal. No puedo tomar esa decisión por ellos. Pero alinearse con Vox es, para mí, un problema moral más que político. Y dada la naturaleza de Ciudadanos, no entiendo cómo su electorado puede aceptarlo.
“Hay que reorientar parte de los fondos estructurales a construir viviendas” P. ¿Qué cambiaría con una coalición progresista? Ustedes llevan años participando en la gestión de la crisis económica, migratoria…
R. En medio del fuego, tienes que hacer lo que sea por apagarlo. Pero una vez apagado, hay que reconstruir la casa. Los conservadores quieren seguir echando agua. Nosotros decimos que hay que repensar el modelo y reconstruirlo. Y por eso quiero, por ejemplo, un salario mínimo en cada Estado miembro, que sea alrededor del 60% de la mediana de ingresos en ese Estado. Durante más de 140 años, la socialdemocracia ha luchado por la redistribución, para hacer una sociedad más justa. Pero la redistribución no es igual ahora que en los años ochenta. Tenemos que reinventarla y para ello necesitamos el apoyo popular, necesitamos que nuestros partidos sean fuertes.
P. La UE nació en una era industrial de elevada protección social. ¿Puede sobrevivir en una era postindustrial, marcada por el precariado y el desmantelamiento de parte de la protección?
P. No sobrevivirá si no regulamos esa economía. No sobrevivirá si alguien que trabaja para Deliveroo no tiene la misma protección social que alguien que trabaje en una fábrica o en una industria tradicional. Me ha sorprendido que en todos los lugares que he visitado hay una crisis de vivienda. Los jóvenes no pueden permitirse algo tan apegado a la identidad y el corazón de la gente como una vivienda. Europa tiene que actuar ahí. Debemos reorientar parte de los fondos estructurales para ayudar a ciudades y regiones a construir viviendas.
P. Si llega a presidente, cómo gestionará la presencia de comisarios nombrados por los Gobiernos de Orbán, de Kaczynski o de Salvini?
R. Si un comisario se sale del proceso colegial de la Comisión y trata de politiquear, nunca tendrá mayoría en el Parlamento. En la UE hay que negociar y lograr mayorías en la Eurocámara. Gritar e insultar como hace Salvini no sirve para nada en la UE. Y no olvide que esos partidos tal vez salgan reforzados en las elecciones del domingo pero no van a rozar siquiera una posible mayoría que les permita tomar decisiones.