Nirav Tolia, presidente ejecutivo y cofundador de la app Nextdoor, fotografiado en Madrid.CARLOS ROSILLO
Hay plataformas y redes sociales para los amigos, para que cuentes tus opiniones, para ver vídeos, para colgar fotos molonas, para encontrar trabajo, por si eres adolescente, para chatear, para ligar, por si quieres charlar desde el anonimato, para ver fotos por temas, para vender y para comprar. Y todas estas son solo algunas de las más grandes: Facebook, Twitter, Youtube, Instagram, Linkedin, Snapchat, Whatsapp, Tinder, Reddit, Pinterest, Amazon o Wallapop. Continuar leyendo «Redes Sociales Vecinales»
Al menos cuatro grandes transformaciones desarrolladas en las últimas décadas han alterado profundamente el contrato social que rubricaron implícitamente las fuerzas de la izquierda (socialdemócratas) y de la derecha (democristianos) tras la II Guerra Mundial, que formalizó las reglas del juego para la convivencia pacífica durante más de medio siglo. Se trata de la revolución tecnológica, que ha hecho circular al mundo de lo analógico a lo digital; la revolución demográfica, que convirtió a Europa, cuna de ese contrato social, en un espacio compartido de gente envejecida después de haber sido un continente joven; la globalización, que ha llegado a ser el marco de referencia de nuestra época desplazando al Estado-nación; y la revolución conservadora, hegemónica desde la década de los años ochenta del siglo pasado y que ha predicado las virtudes del individualismo y de que cada palo aguante su vela, olvidando los principios mínimos de solidaridad social. El conjunto de estas revoluciones —la tecnológica, la demográfica, la globalizadora y la política— ha dado lugar a una especie de refundación de lo que el gran pensador vienés Karl Polanyi denominó a mitad de los años cuarenta “la gran transformación”. Continuar leyendo «¿El Contrato Social está roto?»
Un nuevo eje autoritario requiere un frente progresista internacional
Bernie Sanders hace un llamamiento global a la reacción contra la regresión en muchos países hacia una nueva derecha nacionalista
Debemos examinar honestamente cómo ese orden ha fracasado en cumplir muchas de sus promesas y cómo los autoritarios han explotado hábilmente esos fracasos
Muchas familias son tanto o más antiguas que las ciudades -léase callejeros- en las que moran. La suerte compartida entre ambas suele ser tan cambiante como caprichosa. De la misma manera que hay familias que deben su fortuna a negocios no siempre confesables adquiridas en las colonias de ultramar o de algún industrial local tan piadoso con implacable, no son pocas las poblaciones cuyo aspecto y carácter serían inexplicables sin el influjo de capitales de sus hijos predilectos, es decir, de los que volvieron a casa forrados o que se enriquecieron a base de convertir a sus paisanos en esclavos industriales. Continuar leyendo «La ciudades se pueden deprimir, hasta con un mandato… y los mismo en una comunidad autónoma»
Cómo se normalizó la precariedad (y qué hizo España al respecto)
Un nuevo estudio analiza la paradoja implícita en algunas de las políticas sociales que han intentado combatir el auge del trabajo mal pagado, y que pueden empeorar la situación
El empleo no es lo que era. Los cambios tecnológicos, la globalización y la aparición de nuevas formas de relación laboral han dado lugar a una nueva precariedad que, poco a poco, amenaza con convertirse en una nueva norma. Como tal, requiere una respuesta por parte de las autoridades, que han seguido la máxima de “si no puedes contra el enemigo, únete a él”. Como recuerda una investigación publicada en el último número de ‘Work, Employment and Society’, la forma en que los países europeos están adaptándose a esta nueva situación está dando lugar a “contradicciones y tensiones”. Si antes la precariedad (sueldos bajos, contratos temporales, empleos a tiempo parcial) era una situación excepcional que había que erradicar, ahora pasan a convertirse en una realidad para millones de trabajadores.Continuar leyendo «¿De verdad somos una sociedad precaria económica y laboralmente?»
Los ricos son cada vez más ricos y la élite de izquierda no va a hacer nada: Piketty vuelve
El nuevo trabajo del economista francés es un documento en desarrollo en el que muestra cómo la política durante los últimos años se ha convertido en una mera guerra de élites
El economista, durante una rueda de prensa celebrada en marzo de 2017. (Reuters/Christian Hartmann)
Hace algo menos de un lustro, el economista francés Thomas Piketty irrumpió en el panorama académico global con una tesis particularmente atractiva en plena crisis económica: la tasa de retorno sobre el capital supera el crecimiento económico, es decir, los propietarios del capital se enriquecen con más velocidad que el resto de la población, lo que ha provocado que la desigualdad vuelva a niveles del siglo XIX. Su último trabajo, aún en desarrollo, amplía dicha hipótesis para intentar explicar el auge del populismo a partir de una gran incógnita: por qué el aumento de la desigualdad económica no ha dado a luz partidos políticos que promuevan medidas de redistribución.
Si el debate sobre el sistema de pensiones ha estado siempre de actualidad, las dudas que se han generado sobre el modelo público tras la crisis lo han transformado en un tema de primera plana. España en particular y Europa en general se encuentran inmersas en un continuo proceso de reforma. Desde un punto de vista temporal los desafíos son distintos: a corto plazo los retos son económicos, mientras que en unas decádas los desequilibrios demográficos que se pueden producir hacen dudar a muchos de la viabilidad de todo el modelo.
Malmö es un enclave multicultural que cuenta en la actualidad con 262.397 habitantes, procedentes de diferentes nacionalidades -el porcentaje de extranjeros alcanza el 24%-. La mayoría de ellos ha nacido en otros países europeos, aunque el número de iraníes, iraquíes y afganos es significativo. El 36% de las personas de origen extranjero no posee la ciudadanía sueca.
Poner en cuestión el relevo generacional es algo tan absurdo como poner en duda la caída de los graves
Manifestación de estudiantes del 6 de mayo de 1968, que derivó en enfrentamientos con las fuerzas del orden. (Getty Images)1. Definitivamente, no lo celebraremos más.- No habrá bodas de platino de Mayo del 68. Entre otras cosas porque lo más probable es que para entonces ya queden pocos, de los que vivieron aquellos sucesos, para celebrarlas. Entretanto, cabe extraer alguna lección de lo leído a lo largo del pasado mes, sacar alguna enseñanza de las numerosas páginas publicadas para conmemorar aquellos sucesos.