En la compra en una tienda online es la batalla de la ultima milla la que está determinando en los últimos tiempos el prestigio, la imagen y la confianza del consumidor hacia las marcas.
En el proceso de compra de un producto a través de su tienda online, plataforma e-commerce o desde un marketplace, la batalla de la ultima milla está determinando en los últimos tiempos el prestigio, la imagen y la confianza del consumidor hacia las marcas. La última milla es el eslabón final del proceso de entrega de mercancía al cliente final, y el efecto Amazon ha cambiado las reglas de este juego, obligando a los retailers a adaptar sus procesos de logística en tiempo récord para acortar los tiempos en la recepción de la compra en la casa de los consumidores.
Este filósofo, crítico con la tecnología, aborda las consecuencias sociales de la transformación digital y apela a los valores humanos para mejorar todos los avances técnicos
La vida filosófica de Andoni Alonso (Vitoria, 1966) comenzó con su admiración por Ludwig Wittgenstein y ha derivado en sus pensamientos críticos hacia la tecnología. Como explica, criticarla no implica nada negativo, sino comprender cómo funciona, cómo se relaciona con el entorno laboral y económico. “He visto que, durante los últimos 20 años, han irrumpido elementos que no habíamos previsto y no me gustan. Son absolutamente negros”, comenta durante la entrevista. Pese a gozar del título de filósofo, prefiere huir de este término tan serio. Para él, sería mejor hablar de pensadores que buscan las raíces de los problemas.
¿El ser humano puede asimilar la velocidad a la que se producen los cambios tecnológicos?
El ritmo al que funcionamos es trepidante. No creo que haya capacidad humana para asimilar las innovaciones. Es imposible tener una idea global. Siempre estamos en lo último. ¿Cuántas veces hemos escuchado la expresión ‘última generación’ para todo? Pero, en realidad, no existe. Es un aparente cambio constante sin finalidad. No sacamos ningún rendimiento ni comprensión. Todo es provisional. Siempre nos hallamos en el parche que arregla lo anterior, como si fuera un parche constante.
Me parece escandaloso que hablemos de economía colaborativa. Es un poco como de juerga. Por colaborativa imaginamos que los ciudadanos pagan impuestos y el primer cebo de compañías como Uber o Cabify es justo lo contrario, no pagarlos.La tecnología es solo una forma de llevar a cabo este programa económico, que ya existía previamente. Si Rockefeller hubiera visto estas nuevas plataformas, habría encontrado su sueño húmedo.
Collboni acusa a Colau de echar de BCN a los jóvenes por su política de vivienda
El socialista afirma que la alcaldesa paró promociones por «prejuicios ideológicos». Califica de «cortina de humo» su visita al Congreso, donde no fue recibida por el PSOE (ni nadie)
Toni Sust,
Anuncios de una inmobiliaria en la calle de Sants, en Barcelona. / FERRAN NADEU
El presidente del grupo del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Collboni, ha acusado este viernes a la alcaldesa, Ada Colau, de «condenar a una generación de jóvenes de clase media y trabajadora» a irse de la ciudad por las políticas de vivienda del actual gobierno municipal. Collboni ha hecho un diagnóstico alarmante sobre la gestión de Colau en este apartado y la ha acusado de haber parado promociones que ya estaban previstas, por ejemplo en Glòries y en Vallcarca, por «prejuicios ideológicos».
El PSC sostiene que en el actual mandato sólo se habrán acabado 720 pisos, de los que más de 250 ya estaban previstos antes de que Colau llegara a la alcaldía. «El único legado que dejará la alcaldesa es el de construcciones con contáiners», ha asegurado Collboni en alusión a las casas prefabricadas con uso social para 250 personas que el consistorio construirá este año, de las que ha dicho: «Será lo único que Colau habrá iniciado y terminado y son construcciones que pasados cinco años tienen que retirase».
Los canes de Barcelona se levantarán en pie de guerra contra la alcaldesa Ada Colau como mejor lo saben hacer, paseando por el parque. Una actividad que se está viendo restringida tras las medidas tomadas por el Ayuntamiento de Barcelona al «prohibir el acceso de los perros a los parques de la ciudad», según la veintena de asociaciones convocantes de una inédita manifestación que arrancará este jueves en la plaza Francesc Macià a las 19:30 y que se repetirá a diario en el Turo Park entre las 19:00 y las 20:00.
El Turo Park tendrá vedada la entrada de perros —no será el único—, y en su lugar deberán hacerlo en el pipican de la calle Ganduxer. Se trata de un nuevo espacio específico para los canes que ha construido el consistorio y que no acaba de agradar a muchos de los propietarios, que lo tildan de «confinamiento». La amenaza del cierre del parque a los perros viene de lejos y ya en 2008 se recogieron 4.000 firmas contra la prohibición. Ahora, con la nueva reforma del parque, el Ayuntamiento de Barcelona ha decretado la prohibición de la entrada de animales en un recinto en el que antaño se organizaban exhibiciones caninas.
Disponer de mayor información no es sinónimo de mayor conocimiento…
En nuestra sociedad actual parece que hemos elevado la mediocridad a plaga de VIRUS por las características que posee: es persistente, contagioso, resistente, elusivo y muy común, llegando a modificar incluso el ADN de las estructuras de la sociedad.
Lo peor de esta situación es que la mediocridad socava la sociedad en la que vivimos y nos convierte en un rebaño de ovejas fácilmente manipulable, especialmente susceptible de ser causado por los medios de comunicación existentes que no miran la calidad de lo que ofrecen sino los niveles de las audiencias, el clientelismo y la manipulación. Continuar leyendo «Manifiesto contra la mediocridad»
Toda actividad es susceptible de ser gravada con un impuesto. Y eso lo saben bien las comunidades autónomas que, en los últimos años, han recurrido a la aprobación de tributos propios para sanear sus maltrechas cuentas. Una comunidad puede gravar cualquier actividad, siempre y cuando no exista una regulación estatal o un tributo local que ya lo haga. Ello ha incentivado el ingenio de las autonomías.
El recorte ha sido especialmente drástico en el planeamiento de la vivienda libre. En 2016 se planearon 245 viviendas nuevas, una cifra ridícula para una ciudad como la capital catalana
Ada Colau iba a ser la alcaldesa de la vivienda, la que tenía que luchar contra el urgente problema habitacional en la capital catalana. Ha resultado justo lo contrario. Durante el primer año de mandato de los Comunes ha restringido de manera drástica el planeamiento de nuevas viviendas —2.293 vivienda menos que en el último ejercicio de Xavier Trias— en una ciudad en la que los precios están disparados, tanto para comprar como para alquilar y donde la nueva escalada en el residencial ya se está extendido al cinturón metropolitano de Barcelona. En el primer año de Ada Colau se planificaron solo una cuarta parte las unidades residenciales que se habían planeado en el 2015.
El plan Collboni
Solo cuando hace una semana el socialista Jaume Collboni fue proclamado candidato del PSC a la alcaldía su medida estrella fue que «Barcelona vuelva a construir una media de mil pisos de vivienda social por año». Este retorno al pasado parece muy lejos de las actuales cifras oficiales.
Los años del pistolerismo (1917-1923) dejaron una huella imborrable en la memoria de los barceloneses de todo signo y condición. Para las clases dirigentes la organización del obrerismo ponía en riesgo el orden social y exigieron reprimirlo. Imponer a toda costa la autoridad por encima de cualquier sindicalismo revolucionario significó una militarización de la sociedad. La reinvención del somatén fue insuficiente y el recurso del Gobierno Civil a la política de cloacas, con el general Martínez Anido al mando entre 1920 y 1922, agravó el enfrentamiento.
El pistolerismo fue la máxima expresión de un antagonismo social multiforme y multipolar, entre varios bandos (sindicatos, policía y patronal) claramente enfrentados en un contexto de grave crisis del sistema político y social de la Restauración española y de la Europa de entreguerras. Pero ni todos los sindicalistas anarquistas fueron partidarios de recurrir a la violencia ni todos los pistoleros actuaron en consonancia con el poder empresarial, militar y político. En los “sindicatos del crimen” participaron los de uno y otro lado.