Qué hacer ante la ‘tecnupidez’

TRIBUNA

Mario Bunge presenta en este texto el libro que repasa la concepción de la tecnología a lo largo de la historia y se relación con la cultura, la ciencia y la política

El que usted esté leyendo estas líneas indica que el tema le interesa y que lo que ha leído hasta ahora sobre él no le alcanza. Esto no es de extrañar, porque los primeros estudios serios sobre la tecnología aparecieron recién en el siglo pasado, y ninguno de ellos basta. Por ejemplo, el título de la principal revista sobre el tema, Technology and Culture, fundada en 1959, sugiere que la tecnología interactúa con la cultura, cuando de hecho es uno de los dos motores de la cultura contemporánea (usted ya sabe cuál es el segundo).

Incluso Karl Marx, pionero de la historia de la tecnología, dudaba entre ubicar la tecnología en la infraestructura material o en la superestructura ideal: la admiraba por ser un insumo de la industria, no por su rico contenido intelectual y artístico. Tampoco su admirado Hegel, ni siquiera Kant, se interesaron por la tecnología, quizá porque evocaba el trabajo manual propio del esclavo. Solamente la franja radical de la Ilustración francesa exaltó la tecnología hasta el punto de asignarle un lugar privilegiado en la Encyclopédie dirigida por Diderot e inicialmente también por d’Alembert, a la que Holbach dio su impronta progresista sobre todos los temas de religión y política.

 

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