La Ciudad Princesa es Barcelona y necesita ser mucho más valiente

Al rescate de Barcelona


El periodista Miquel Molina alerta en su nuevo libro del riesgo de que la capital catalana se acomode en la autocomplacencia y no renueve su modelo de éxito

Al rescate de Barcelona
El director adjunto de La Vanguardia Miquel Molina reflexiona sobre el modelo de ciudad que requiere Barcelona (Pedro Madueño)
Barcelona,

“Barcelona necesita poner en marcha la máquina de las buenas noticias y sentar las bases para la definición del modelo de ciudad”. Y ese modelo “sólo puede ser cultural”. El apunte es del periodista Miquel Molina (Barcelona, 1963) que acaba de publicar Alerta Barcelona. Adiós a la ciudad autocomplaciente (Libros de Vanguardia). En esta obra, que se presentará el próximo 4 de diciembre en Casa del Libro (Rambla Catalunya, 37), el director adjunto de La Vanguardia reflexiona sobre la necesidad de que esta ciudad, sus instituciones y la sociedad conjuntamente, comiencen a tomar ya decisiones en la perspectiva de renovar un modelo que ha sido, y en cierto modo sigue siendo, de éxito pero que en los últimos tiempos muestra claros síntomas de erosión, agravados por el conflicto político derivado del proceso independentista. Precisamente, el autor señala que el “relanzamiento de Barcelona” puede ofrecer una salida a esta crisis neutralizadora de las energías positivas.

Tras sus dos incursiones en el género novelístico ( Una flor del mal y La sonámbula), Miquel Molina profundiza en este libro en la visión crítica de la Barcelona actual, y en especial de la salud de la cultura entendida en un sentido muy amplio, que refleja en los artículos de su sección Blues Urbano en las páginas de la edición dominical de La Vanguardia. El autor parte de la ­convicción de que es necesario “un pacto por Barcelona que puedan suscribir los que desean que esta ciudad sea la capital de un Estado independiente y aquellos que quieren que siga siendo una metrópoli fuerte en España”.

El autor propone un pacto por Barcelona que trascienda el debate nacional: el objetivo es una metrópoli fuerte

Molina considera que ese nuevo modelo de ciudad basado en la cultura sólo tiene sentido si abarca un ámbito metropolitano, que trascienda ampliamente los límites del municipio. En este sentido, el periodista opina que se han perdido oportunidades como la que brindaba la coincidencia en muchos de los ayun­tamientos del área metropo­litana de mujeres jóvenes y progresistas.

En su apuesta por la ciudad de la cultura, y directamente vinculada a ella, Molina analiza el modelo turístico. “Cuando decimos que Barcelona será cultural o no será, nos estamos refiriendo a su capacidad de atraer un turismo respetuoso y exigente que, en caso contrario, corre el riesgo de perderse en beneficio de otras ciudades”. “Sólo la cultura –añade– puede ayudar a Barcelona a seleccionar el turismo desde la oferta, impidiendo que sea la demanda la que imponga sus gustos y la convierta definitivamente en un parque temático”.

El autor ha defendido en más de una ocasión la conveniencia de que Barcelona vuelva a estar en la primera fila del mercado de captación de grandes acontecimientos internacionales, ya sea relacionados con las artes, las ferias y salones o las grandes competiciones deportivas. En esa necesidad de “generar buenas ­noticias”, sostiene que una candidatura a los Juegos Olímpicos del 2032 sería muy positiva para la ciudad, incluso en el caso de que no le fueran adjudicados. “Ahora –añade Miquel Molina– tenemos una actitud defensiva, de defender las cosas que otros aspiran a quitarnos, ya sean unos archivos o una feria, cuando ­habría que gastar más energías en captar, como está haciendo todo el mundo con el naufragio del Brexit”.

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