Los robots no sueñan con ovejitas eléctricas, son los directivos de las empresas

Los robots no nos están quitando los trabajos: son los directivos

Desde hace unos años, muchos agoreros han alertado sobre el paro masivo a causa de la automatización. ¿Pero son las máquinas las que realmente tienen la culpa?
Foto: Foto: iStock.
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Autor: E. Zamorano,

Los robots han venido para quedarse. No se trata de un relato distópico propio de las novelas de Philip K. Dick o Isaac Asimov. Es una profecía que se está convirtiendo en realidad a medida que las inversiones en alta tecnología y automatización aumentan en los países más desarrollados del globo, como China o Estados Unidos. Y la preocupación por parte de sociólogos, periodistas e historiadores no deja de crecer ante las amenazas de paro masivo, como una especie de paranoia en ascenso que sugiere una reformulación total de la vida humana que, hasta ahora, había encontrado su centro en el trabajo y en la creación de valor o riqueza.  

Ya en 2013 la Universidad de Oxford vaticinaba un horizonte muy negro. Los prestigiosos investigadores Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne estimaron que el 47% de los puestos de trabajo de los países de la OCDE desaparecerían por la automatización. Para ser más concretos, en nuestro país, el BBVA, el banco español más avanzado en cuando a transformación digital de sus servicios, publicó un estudio el año pasado en el que concluyó que el 36% de los empleos corren el riesgo de ser reemplazados por robots. Y así una larga lista de trabajos académicos. En definitiva, para establecer una media de porcentajes, del 23 al 47% de las profesiones que hoy conocemos cambiarán o dejarán de existir.

Convencer a la población de que la llegada de los robots es inevitable es la peor forma de determinismo tecnológico

La tecnología: ¿promesa de una vida mejor o amenaza? Esto es lo que se pregunta el periodista experto en inteligencia artificial y digitalización Brian Merchant, quien en un artículo en ‘Gizmodo‘ defiende una perspectiva fresca y crítica sobre el tema. ¿De verdad son los robots los auténticos responsables de la supuesta caída del empleo futuro? Para él, en absoluto: lo son los jefes ejecutivos de las principales instituciones y organizaciones empresariales que, a la hora de gestionar los activos de la corporación de la que están al frente, toman sus decisiones en base al mayor margen de beneficios que puedan obtener.

«Hay que ser muy claros: en este momento concreto, los robots no son entes capaces de buscar y solicitar tu trabajo y aprovecharse de sus ventajas competitivas», asevera Merchant. «No se encuentran en la trastienda de algún lugar conspirando para realizar trabajos humanos en masa. La decisión de automatizar el empleo no es tomada por ellos, sino por las administraciones».

La historia de siempre: la obsesiva creación de valor para generar una plusvalía obtenida en base al recorte de derechos de los trabajadores

«Se trata de una decisión que, por lo general, se toma para reducir los costes de mano de obra humana, aunque también para reforzar la eficiencia y mejorar las operaciones y la seguridad», prosigue. «Es una decisión humana que en última instancia elimina el trabajo». ¿Hasta dónde quiere llegar el periodista? ¿Somos nosotros los que estamos tirando la piedra contra nuestro propio tejado? «Pretender convencer de cualquier forma a la población de que la llegada de los robots es inevitable es la peor forma de determinismo tecnológico y conduce a una escasez de pensamiento crítico sobre cuándo y cómo se implementa mejor la automatización».

¿Qué sucederá cuando los humanos comiencen a ser sustituidos por máquinas en sus centros de trabajo? ¿Habrá una serie de resistencias sociales y colectivas al cambio? Uno de los trabajos más amplios y agudos sobre la materia es el realizado por el periodista argentino Andrés Oppenheimer en su libro ‘‘¡Sálvese quién pueda!’, en el que advierte sobre el movimiento de antirrobotización que surgirá dentro de unos pocos años, justo después de que se agote el de antiglobalización en el que nos hallamos inmersos en base a los discursos populistas de ambos espectros ideológicos.

Los directivos en muchos casos implementan de forma incorrecta la automatización con sistemas que empeoran nuestras vidas

«Los robots van a producir un profundo desempleo y adicción a las redes sociales que nadie va a saber gestionar», explicaba Oppenheimer en una reciente entrevista concedida a El Confidencial. «Esto traerá consecuencias negativas y producirá una reacción. Pero al igual que sucedió con la globalización, creo que este movimiento va a hacer mucho ruido en unos pocos años, pero no va a poder detener este fenómeno que, para bien o para mal, va a ser imparable».

En este sentido, todo apunta a que un gran porcentaje de la población se rebelará contra esta tendencia cada vez más en auge, viendo a estos seres tecnológicos como los enemigos a batir, responsables directos de haberles quitado sus puestos de trabajo. Es esta idea precisamente la que intenta tumbar Merchant con su artículo, quien de verdad cree, como es lógico, que las tensiones sociales originadas de este nuevo modelo laboral no serán causa directa de la entrada de los robots como mano de obra, sino de los directivos que en muchos casos «implementan de forma incorrecta la automatización con sistemas que empeoran nuestras vidas y se vuelven más ineficientes».

«Tenemos que despertar»

«La creencia de que ‘los robots nos van a quitar el trabajo’ generalmente quiere decir ‘un CEO quiere recortar su presupuesto de mano de obra en un 15%‘», deduce el periodista. Con ello viene a argumentar que muchos jefes se sirven de esta excusa para reducir costes, y con ellos los salarios, antes que de verdad tener la firme intención de implantar mejoras que repercutan en el negocio, en sus trabajadores o en el propio producto final y en sus clientes.

Los ejércitos de robots que ‘te quitarán el trabajo’ están dirigidos por la clase elitista que va a Davos

«Tenemos que despertar», añade. «Esto no es un fenómeno sin rostro de la mejora inexorable tecnológica a la que todos debemos someternos. Esto es muy simple: ricos propietarios de negocios y clases ejecutivas que encuentran nuevas formas de enriquecerse». La historia de siempre: la obsesiva creación de valor a toda costa para generar una plusvalía en base al recorte de derechos de los trabajadores.

En muchos casos no deja de ser más que otro producto para distinguirse de la competencia. «Los jefes de compañías de todo el mundo están ansiosos por implementar la automatización: ven a esos robots como el principal medio para mantenerse por delante de la competencia, de aumentar las ganancias y reducir costes. Han decido comprar y construir más robots que pensar un plan para los trabajadores que les sustituirán. Los ejércitos de robots que ‘vienen a por tus trabajos’ están dirigidos por la clase elitista que va a Davos».

Merchant tiene claro quiénes son los culpables: «Los asesores de negocios que prometen soluciones de automatización a ejecutivos son los que amenazan tu puesto de trabajo. Los directivos que ven un margen de beneficio al reemplazar un rol humano por uno algorítmico. Los CEO que ven la oportunidad de obtener mayores ganancias en máquinas que les harán recuperar su inversión de tres a siete años y enviarán los ahorros al mercado, esos son los que vienen a por tu empleo».

 

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